Barnizar o pintar significa darle el acabado más fino a una superficie. Así que para esto antes debemos seguir siempre el mismo procedimiento:


PREPARAR LA SUPERFICIE (si todavía no lo está)

La superficie que pretendemos pintar muchas veces puede estar en un estado inadecuado para aplicar nuestra pintura o barniz. Así que por el siguiente orden, debemos adecuar la superficie.

  • Si tiene residuos pegajosos (como pintura o resinas viejas), podemos arrancarlos con la ayuda de disolvente o acetona.
  • Si está sucia, pues podemos pasarle una lija y un trapo para eliminar el polvillo, partículas o limaduras acumuladas.
  • Si está húmeda, asegurarnos de que deje de estarlo. (Si se trata de humedades en la pared, leer este artículo)


IMPRIMAR (si es necesario)

La imprimación es un elemento de protección que no siempre es necesario, tal y como ya hemos explicado en este otro apartado.

Así que sin más, la imprimación se aplica tal cual como fuese una pintura y el procedimiento lo explicamos a continuación.


APLICAR LA PINTURA O EL BARNIZ

Una vez preparada la superficie e imprimada no queda más que aplicar nuestra pintura o barniz. Para ello existen un serie de herramientas y accesorios que debemos conocer o tener en cuenta. Y antes de nada queremos dejar claro que la pintura debe aplicarse con paciencia. Es un proceso monótono, detallista y que puede causar algún que otro estrago ante un pequeño despiste.

Teniendo esto en cuenta, primero estas son las tareas que debemos seguir para pintar:


1. Primero debemos preparar la zona de pintado  los accesorios de protección para evitar manchar cualquier cosa.

2. Es importante iluminar bien la superficie que vamos a pintar. Lo ideal es luz de día y sin proyección de ninguna sombra en las zonas a trabajar. Si se trata de un lugar interior sin ventanas, pues podemos ayudarnos con alguna lámpara que proyecte la mejor luz posible sobre la superficie.

3. Sumergiendo en la pintura o barniz "los pelos" de la herramienta que estemos empleando, empezamos a extenderla sobre la superficie de tal manera que no nos quede amontonada la pintura en ningún punto. Se trata de extenderla hacia todas las direcciones hasta que nuestro pincel/brocha/rodillo veamos que "está seco" y toda la pintura haya sido "estirada" sobre la superficie. Y así, una y otra vez. Debemos fijarnos en que la zona pintada queda regular, es decir que no hay zonas con tonos más intensos que otras zonas, pues esto sería un indicativo de que la pintura no se ha extendido del todo en esas zonas donde percibamos más densidad de pintura. 

4. Una vez cubierta toda la superficie a pintar, hasta la última esquina y detalle, con la pintura extendida homogénea y regularmente, podemos decir que ya le hemos aplicado la primera capa. Así que de ahora en adelante se trata de repetir esta acción hasta lograr el acabado que deseamos. Pero ojo! Entre capa y capa debemos respetar un tiempo de secado antes de aplicar la siguiente capa. Este tiempo viene indicado en cada producto.

5. El acabado deseado puede conseguirse con una capa, dos, tres, o hasta cuatro o cinco capas. Esto dependerá del tipo de pintura que estemos empleando y la superficie que estemos pintando. De forma general, por decir algo, en el mundo de las pinturas se suele conseguir el acabado deseado con dos o tres capas.